Promoviendo la salud buco-dental
La clave para tener una boca sana, al margen de llevar un estilo y hábitos de vida saludables, reside en mantener un nivel de higiene óptimo. Para ello, recomendamos a nuestros pacientes que dediquen diariamente 3 minutos de su tiempo, después de cada comida, a cepillarse los dientes. Animándolos a visitarnos cada 6 meses para las correspondientes y necesarias revisiones.
Tratamiento endodóntico
Carillas
Diferentes tipos de tratamiento en función de las necesidades de nuestros pacientes.
Odontología conservadora
La odontología ha mejorado sensiblemente a lo largo de los años y con ella la filosofía de que “como lo natural y propio, no hay nada”. Siguiendo esta doctrina, la odontología conservadora tiene dos objetivos principales: el primero de ellos, rehabilitar la funcionalidad y, en segundo lugar, restaurar la estética de aquellos dientes que, por diversos motivos, se hayan visto afectados.
Existen diferentes alternativas para devolver completamente la integridad de los dientes:
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Obturaciones, lo que comúnmente se conocen como “empastes”. Consiste en trabajar con un material específico, generalmente composites, que se modela directamente en la boca del paciente para posteriormente endurecerse, mimetizándose con el resto de la estructura dentaria natural.
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Incrustaciones. Cuando los materiales de trabajo, cerámica o composite, se fabrican y modelan, a la medida del paciente, en el laboratorio y son colocados posteriormente en la boca del paciente.
Es necesario destacar que los tratamientos conservadores son susceptibles a deteriorarse con el paso del tiempo, de ahí la importancia de acudir periódicamente cada 6 meses a revisión para detectar posibles daños, como fisuras o fracturas.
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No obstante, cuando la viabilidad de los tratamientos anteriormente mencionados resulta cuestionable, especialmente por un deterioro acusado del diente que implica una lesión directa sobre la pulpa o nervio, la endodoncia se perfila como la opción más adecuada. El objetivo final es la conservación del diente natural y su mantenimiento desde un punto de vista funcional. En algunos casos es necesario colocar algún tipo de refuerzo interno en la raíz, como los postes de vibra de vidrio. Una vez desinfectado el interior del diente, éste se rellena con un material especial, la gutapercha. Una anatomía compleja de las raíces (excesivamente curvas, excesivamente estrechas…) puede complicar el tratamiento. Si la endodoncia no produce la curación deseada, puede estar indicado el retratamiento (reendodoncia) o complementarlo incluso con un abordaje quirúrgico (la apiceptomía).
Debemos destacar que los dientes endodonciados, por defecto, quedan debilitados como consecuencia de toda la estructura dental que se elimina para su restauración, existiendo entonces cierto riesgo de fractura de la raíz. De darse el caso, la extracción dental sería única alternativa posible de tratamiento.
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Frentes laminados o carillas. Pensadas especialmente para los dientes más anteriores (incisivos). Son láminas finas de cerámica (también pueden ser de composite) hechas a la medida del paciente y que se adhieren a la cara labial de los dientes (parte visible) a fin de restaurar cualquier posible defecto.
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Coronas. Fabricadas en distintos materiales (cerámica, metal-cerámica o completamente metálica) cubren y restauran la totalidad del diente. Se realizan a medida y de manera exclusiva en el laboratorio.
Caries
Patologías dentarias que puedan requerir odontología conservadora
La caries es una patología causada por microbios que se nutren de los restos blandos que se acumulan en la boca tras las comidas y que no son eliminados mediante un cepillado dental adecuado. Especialmente los carbohidratos desempeñan un papel contraproducente, al producir ácidos que van a degradar y destruir el esmalte, capa más superficial del diente. Este tipo de lesiones tienen una progresión relativamente avanzada, con el riesgo de afectar estructuras dentarias vecinas, como la pulpa o nervio ocasionando entonces cierta sensibilidad al frío y/o a los alimentos dulces y/o ácidos.
Actualmente, patologías dentarias como la citada anteriormente han visto disminuido su porcentaje tras el éxito de la odontología en dicho campo. Esto se traduce en denticiones más saludables y longevas que se ven expuestas por más tiempo, al proceso gradual, lento e insidioso del desgaste diario. Englobadas bajo el término de “lesiones dentarias no cariosas”, podemos hablar de:
Atrición. Se trata de un desgaste fisiológico y natural asociado al paso del tiempo. Es importante diferenciarla de la atrición patológica, propia de pacientes apretadores o bruxistas en los que la hiperfunción da origen a un desgaste rápido y progresivo de la superficie dentaria.
Abrasión. Definido como un desgaste patológico que se manifiesta a nivel de los cuellos dentarios en forma de cuña. Su origen puede radicar en cepillados excesivamente agresivos o fuerzas masticatorias intensas.
Abfracción. Se manifiesta, igual que en el caso anterior, a nivel de los cuellos dentarios. Fuerzas masticatorias intensas o casos de hiperfunción (como el bruxismo) son los responsables directos de este tipo de patología. En un estado avanzado, este tipo de lesiones pueden dar origen a una marcada sensibilidad dental simplemente con el cepillado diario.
Erosión. Pérdida de estructura dentaria motivada por la acción de agentes químicos desmineralizantes. Se manifiestan en paciente que consumen de manera excesiva bebidas carbonatadas. Patología propia también de pacientes con reflujo gastroesofágico, en los que el ácido clorhídrico del estómago puede dañar notablemente la cara lingual (no visible) de los dientes.
Prótesis Fija sobre dientes (prótesis dento-soportada)
La selección del tratamiento más adecuado para cada caso exige, por parte del clínico, no sólo conocer las preferencias y expectativas del paciente, sino también tener un conocimiento detallado de las ventajas y desventajas vinculadas a cada modalidad de tratamiento.
Ausencias dentarias, ¿cómo reponerlas?
La pérdida dentaria puede variar de manera severa en función de la localización y del número de las mismas, pudiendo hablar de edentulismo parcial y de edentulismo total. Desde el punto de vista de la rehabilitación, la localización de dichas ausencias sería un factor clave y determinante a la hora de establecer un tipo de tratamiento en concreto.
Son múltiples las posibles causas que pueden dar origen al edentulismo. Aunque los factores genéticos y microbianos ejercen una gran influencia, la pérdida parcial o total de los dientes puede encontrar su origen también en causas iatrogénicas o traumáticas. Asimismo, la desatención por parte del propio paciente tendrá un papel contraproducente.
Las opciones terapéuticas para reemplazar una ausencia dentaria han ido evolucionando a lo largo del tiempo, abarcando desde alternativas removibles a modalidades fijas. Cada posibilidad de tratamiento lleva implícita una secuencia clínica concreta y diferente con un objetivo específico: conseguir una estabilidad similar a la dentición natural, permitiendo restablecer la función masticatoria original del paciente.
Prótesis fija dento-soportada
Este tipo de rehabilitación tiene como finalidad la reposición de las ausencias dentarias utilizando los dientes del paciente como punto de anclaje fijo para la futura prótesis. Para tal fin, será necesario llevar a cabo la correcta preparación de los dientes que servirán de pilar mediante un tallado que varía en función de la forma y el tamaño del diente. Si bien es cierto que en ocasiones los pacientes refieren tras el tratamiento cierto grado de sensibilidad frente a determinados estímulos, como los cambios de temperatura. Cuando tales molestias persisten en el tiempo, puede ser necesaria la realización de una endodoncia. Rehabilitaciones complejas por medio de una prótesis fija dento-soportada pueden requerir un período de adaptación en el que el paciente podrá percibir una mayor cantidad de salivación e incluso llegar a morderse la lengua o las mejillas. Como en cualquier tratamiento odontológico, resulta indispensable acudir periódicamente a las correspondientes revisiones para poder determinar posibles problemas, como movimiento de la/-s corona/-s por descementado de la/-s misma/-s o fracturas de la cerámica como consecuencia de fuerzas masticatorias intensas, entre otros.
Preparación del diente
Colocación de la Corona
Prótesis sobre implantes (prótesis implanto-soportada)
La sustitución con éxito de los dientes naturales perdidos por análogos de las raíces dentarias, los implantes, constituye uno de los mayores avances clínicos en los tratamiento odontológicos. Esta modalidad de tratamiento estará condicionada a las características de cada paciente, siendo la disponibilidad ósea el factor clave para poder llevar a cabo.
Ausencias dentarias, ¿cómo reponerlas?
La pérdida dentaria puede variar de manera severa en función de la localización y del número de las mismas, pudiendo hablar de edentulismo parcial y de edentulismo total. Desde el punto de vista de la rehabilitación, la localización de dichas ausencias sería un factor clave y determinante a la hora de establecer un tipo de tratamiento en concreto.
Son múltiples las posibles causas que pueden dar origen al edentulismo. Aunque los factores genéticos y microbianos ejercen una gran influencia, la pérdida parcial o total de los dientes puede encontrar su origen también en causas iatrogénicas o traumáticas. Asimismo, la desatención por parte del propio paciente tendrá un papel contraproducente.
Las opciones terapéuticas para reemplazar una ausencia dentaria han ido evolucionando a lo largo del tiempo, abarcando desde alternativas removibles a modalidades fijas. Cada posibilidad de tratamiento lleva implícita una secuencia clínica concreta y diferente con un objetivo específico: conseguir una estabilidad similar a la dentición natural, permitiendo restablecer la función masticatoria original del paciente.
¿Qué es un implante?
Los implantes dentales son dispositivos que, insertados en el hueso, funcionan o actúan como una raíz artificial, soportando así la futura corona protética por medio de un aditamento intermedio conocido como pilar.
Consideraciones previas al tratamiento con implantes
Es importante diferenciar entre cantidad y calidad de hueso. De la cantidad ósea dependerá el tipo de implante que se vaya a colocar, en términos de diámetro y longitud. Por su parte, la calidad ósea se perfila como factor clave al que estará supeditado la estabilidad de los implantes. La realización de un TAC (Tomografía Axial Computarizada) se presenta como el método radiodiagnóstico más fiable para la evaluación de los parámetros anteriormente descritos y llevar así una adecuada planificación de cada caso.
Casos especiales. Técnicas de regeneración ósea guiada
Indicada en aquellos casos en los que la disponibilidad ósea del paciente resulta limitada o compromete sensiblemente el tratamiento con implantes osteointegrados. Por medio de la regeneración ósea guiada, los posibles defectos de volumen, tanto óseo como tisular, pueden verse compensados mejorando el resultado final del tratamiento, especialmente en zonas con un alto compromiso estético, esto es, los dientes del sector anterior.
Consideraciones tras la colocación de los implantes
El concepto de osteointegración u oseointegración se define como la conexión directa, estructural y funcional entre el hueso y la superficie del implante durante las cargas funcionales o masticatorias. Este fenómeno dependerá de la capacidad de cicatrización, reparación y remodelado de los tejidos, tanto del hueso como de la encía. Así, para poder establecer un pronóstico predecible, la manipulación y cuidado meticulosos de los mismos resulta clave para poder hablar de éxito clínico.
Durante la fase de osteointegración existen dos etapas claramente diferenciadas:
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Estabilidad primaria. Es la que se establece entre el hueso y el implante tras la colocación del mismo y se prolonga durante 2 semanas aproximadamente.
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Estabilidad secundaria. Es la que se establece a partir de la 2ª ó 3ª semana tras la colocación del implante al formarse nuevo hueso durante el período de reparación ósea.
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FASE CRÍTICA. Al tiempo que la estabilidad primaria se pierde y se va ganando estabilidad secundaria, existe un período crítico en el cual la estabilidad implantaria se va a ver notablemente reducida, poniendo en riesgo el proceso de osteointegración. Por lo tanto, es de obligado cumplimiento respetar los tiempos biológicos de cicatrización de los tejidos antes de llevar a cabo cualquier tipo de restauración protética, esto es, la colocación de la corona sobre el implante.
Los implantes como medio para una prótesis
Una vez respetado el período de cicatrización, se llevará a cabo la restauración protética, esto es, conectar el implante osteointegrado a una corona a través de un elemento intermedio conocido como pilar. Este procedimiento puede realizarse de manera atornillada o cementada.
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Coronas atornilladas. La fijación de la corona al pilar se lleva a cabo por medio de un tornillo que la atraviesa. El orificio de conexión o “chimenea” será ocultado posteriormente con composite. Importante destacar el riesgo estético inherente asociado a este procedimiento ante la posibilidad de diferencia cromática entre el composite que obtura la chimenea y la cerámica de la corona.
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Coronas cementadas. Estéticamente más favorables, la unión de la corona al pilar se realiza por medio de un agente cementante. El riesgo asociado a este procedimiento radica en la dificultad de remoción de los posibles excesos de cemento que pueden causar irritación de los tejidos.
Tipos de rehabilitaciones implanto-soportadas
Cada paciente es único y diferente, por lo que la elección de un tratamiento u otro se verá condicionado por sus características y sus necesidades. En función del número de ausencias dentarias, las opciones terapéuticas varían sensiblemente.
EDENTULISMO PARCIAL
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Coronas unitarias. Cuando es sólo un diente el que se ha perdido.
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Puente sobre implantes. Cuando al menos son dos los implantes que se utilizan como punto de anclaje para remplazar las ausencias dentarias. El número de implantes que se utilicen como medio de apoyo de la futura prótesis será directamente proporcional a las ausencias dentarias.
EDENTULISMO TOTAL
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Sobredentadura. Es importante destacar que esta modalidad de tratamiento se perfila como una opción REMOVIBLE, es decir, una vez colocados los implantes (su número varía desde un mínimo de 2 a un máximo de 4 en la mandíbula y un mínimo de 4 en el maxilar) la prótesis se asentará y ajustará sobre ellos de una manera firme y estable, pero el paciente podrá retirarla siempre que lo desee. Relativamente voluminosa, la prótesis repone la totalidad de los dientes ausentes así como los tejidos perdidos como consecuencia del proceso de reabsorción ósea que se desencadena tras la pérdida dentaria.
Este tipo de tratamiento se recomienda, siempre que la disponibilidad ósea lo permita, a aquellos pacientes con un marcado grado de reabsorción ósea; la aleta vestibular de la prótesis les devolverá el soporte labial perdido.
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Prótesis híbrida. Modalidad FIJA de tratamiento. A diferencia de la anterior, el paciente no podrá retirarla, será el odontólogo el encargado de hacerlo siempre que fuese necesario. Exige un mínimo de 4 hasta un máximo de 6 implantes en la mandíbula y un mínimo de 6 implantes en el maxilar. La prótesis irá directamente atornillada a los pilares, reponiendo la totalidad de los dientes ausentes y mínimamente los tejidos perdidos.
Este tipo de tratamiento se recomienda, siempre que la disponibilidad ósea lo permita, a aquellos pacientes con un leve grado de reabsorción ósea, siempre y cuando la línea de sonrisa del paciente no sea demasiado alta debido al riesgo de mostrar la transición entre la prótesis y la encía. De ser este el caso, funcionalmente podremos hablar de éxito, pero nunca desde un punto de vista estético.
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Prótesis fija. Como su propio nombre indica, se trata de una modalidad FIJA de tratamiento. Exige un mínimo de 6 hasta un máximo de 8 implantes en la mandíbula y un mínimo de 6 hasta un máximo de 8 implantes en el maxilar. La prótesis podrá ir atornillada o cementada, reponiendo EXCLUSIVAMENTE la totalidad de los dientes ausentes.
Este tipo de tratamiento se recomienda, siempre que la disponibilidad ósea lo permita, a los pacientes recientemente desdentados (sin grado de reabsorción ósea) que no necesiten soporte labial porque éste se ha conservado y la línea de sonrisa sea media. Líneas de sonrisa altas implicarían, como en el caso anterior, un riesgo estético elevado al mostrar la transición entre la prótesis y la encía.
Consideraciones una vez finalizado el tratamiento
Independientemente de la modalidad de tratamiento, resulta indispensable que el paciente acuda periódicamente cada 6 meses a revisión. La simple valoración mediante radiografías convencionales, las radiografías periapicales, del mantenimiento de los niveles de hueso peri-implantario permitirá evaluar el estado de salud.
POSIBLES CONSECUENCIAS DE LA NO REPOSICIÓN DE LAS AUSENCIAS DENTARIAS
Los maxilares son estructuras óseas cuya forma y volumen dependerán de la presencia de los dientes naturales. En el momento en el que los dientes se pierdan, independientemente del factor causal, el hueso experimentará un proceso de degeneración y atrofia, que podrá verse influido de manera negativa por las características del propio paciente. Este remodelado óseo, que se presenta más acusado en la mandíbula que en el maxilar, supone partir de una serie de condiciones clínicas de inestabilidad en el momento de llevar a cabo la rehabilitación. Esto repercute no sólo en una mayor dificultad en el diseño de la prótesis, desafío que se hace más acusado cuando el tratamiento está limitado en zonas estéticamente comprometidas, sino en la utilización de la misma y, por consiguiente, en el grado de satisfacción del paciente.
Al margen de las posibles modificaciones anatómicas de los maxilares tras la pérdida dentaria, la no reposición de los dientes perdidos provoca el desplazamiento, no sólo de los dientes próximos a la zona desdentada, sino también de los dientes que muerden contra esa zona. Como consecuencia, se produce una modificación de la forma de las arcadas dentarias y, con ella, de la eficacia masticatoria. El grado de movimiento puede ser variable y en algunas ocasiones tan extremo que impida la correcta reposición de las ausencias.
Patología articular
La articulación témporo-mandibular (ATM) es la estructura anatómica encargada de relacionar ambos maxilares. Integrada por el hueso temporal, el cóndilo mandibular y el disco articular, que se interpone entre ambos, guía los movimientos de apertura y cierre bucal, así como los movimientos de lateralidad durante los ciclos de masticación y el habla. Se diferencian en ella dos compartimentos: el superior, entre el hueso temporal y el disco articular, en el que se realiza el movimiento de traslación y un compartimento inferior, entre el disco y el cóndilo mandibular, en el que se realiza el movimiento de rotación. Los diferentes movimientos, así como la limitación de los mismos vendrán determinados por la acción de diversos músculos y ligamentos que participan de la articulación.
Los trastornos témporo-mandibulares, también denominados desórdenes cráneo-mandibulares, alteraciones funcionales de la articulación témporo-mandibular o disfunción de la ATM, se describen como un cuadro clínico que viene determinado por un conjunto de signos y síntomas que afectan a cualquiera de las estructuras integrantes de la articulación. Cursan con dolor, ruido y alteración de la dinámica mandibular. En los casos más extremos puede llegar a la incapacidad funcional. Cabe destacar que no todos los síntomas se presentan en todos los pacientes.
Estructura facial y ATM
ATM sana
ATM sana
Posibles manifestaciones dentarias
El desgaste dentario se presenta como una de las manifestaciones orales más frecuentes con aparición de facetas de desgaste de localización anómala como consecuencia de una actividad parafuncional, esto es, que se extiende más allá de lo fisiológico, excediendo los sistemas de protección del aparato masticatorio. Unas fuerzas excesivas y mantenidas a lo largo del tiempo pueden, además, provocar movilidad dentaria.
Posibles manifestaciones musculares
El dolor (mialgia) es el síntoma más frecuente como consecuencia de la elevada actividad muscular que, prolongada en el tiempo, puede acompañarse de fatiga o tensión de los músculos. El dolor puede aparecer a nivel dental, a nivel de la ATM o a nivel muscular, pudiendo irradiarse hacia áreas circundantes. En los casos en los que el dolor implica al sistema muscular, el paciente trata de limitar los movimientos mandibulares para evitar la contracción muscular y de esa manera mitigar el dolor. Es decir, no existe dolor cuando el músculo está en reposo, pero aparece en el momento en el que se inicia cualquier movimiento. El llamado punto gatillo es aquella zona especialmente sensible que en el momento de la palpación desencadena la sensación dolorosa.
Otros signos y síntomas asociados a la patología de la ATM
En ocasiones, es habitual que los pacientes refieran cefaleas tensionales (dolores de cabeza) motivadas por la tensión excesiva a la que los músculos se ven sometidos y que, de manera inevitable, es transferida a las demás estructuras adyacentes, como las cervicales. Asimismo, el dolor de oído puede estar provocado por una patología de la ATM siendo percibido en la zona posterior, pudiendo llegar a referir acúfenos (ruidos dentro del oído) e incluso vértigos.
Posibles planes de tratamiento
Cualquier plan de tratamiento debe de estar orientado a atender a las necesidades de cada paciente. Los síntomas, las causas subyacentes, los posibles factores predisponentes y los efectos patológicos serán los que determinen o condicionen en cierta medida la elección de un tratamiento adecuado.
OPCIONES TERAPÉUTICAS
Es importante destacar la necesidad de explicarle al paciente las posibles causas de su patología, aunque el origen a día de hoy sigue siendo desconocido, atribuyendo como posibles causas: la maloclusión o engranaje inadecuado de los dientes, el estrés o hábitos parafuncionales como el bruxismo.
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Fisioterapia. Desde masajes o ejercicios hasta el tratamiento térmico con frío y calor. Con este tipo de tratamiento, se pretende conseguir la relajación muscular, aliviar el dolor, así como permitir que el paciente recupere, en la medida de lo posible, su función normal.
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Farmacoterapia. El tratamiento medicamentoso por medio de analgésicos y relajantes musculares tendrá un efecto directo sobre la musculatura. ES IMPORTANTE TENER EN CUENTA LA HISTORIA MÉDICA DE CADA PACIENTE. EN PARTICULAR, ESPECIALMENTE EN CASOS DE ÚLCERA GÁSTRICA, ASMA, TRASTORNOS RENALES Y/O HEPÁTICOS.
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Tratamiento con férulas. La utilización de este tipo de dispositivos genera, aún a día de hoy, cierto grado de controversia, pero se perfila como el tratamiento de elección en la mayoría de los casos. El desengranaje oclusal que consiguen, sumado a una mejora en el realineamiento máxilo-mandibular y en la reposición articular, suele conseguir una notable mejoría de la sintomatología. Son varios y diversos los tipos de férulas que existen, confeccionadas en función de las necesidades de cada paciente. No obstante, la férula de estabilización tipo Michigan suele ser la más habitual. Se trata de una férula completamente rígida y de cierto grosor que abarca más de la mitad de la corona clínica. Puede diseñarse para el maxilar superior o para el maxilar inferior, en cualquier caso, el objetivo es común: evitar que los dientes reciban cargas oclusales excesivas, siendo la férula la que ampara o amortigua dichas fuerzas al situarse entre ambas arcadas. Se recomienda su utilización especialmente por las noches, cuando el paciente es incapaz de frenar el mecanismo de apretamiento o de frotamiento de los dientes al estar dormido. Como cualquier tratamiento odontológico, la utilización de férulas, del tipo que sea, exige de un riguroso control clínico. Es necesario que el paciente acuda periódicamente para revisarla a fin de determinar que el ajuste de la misma con los dientes no se ha visto alterado, que la distribución de las cargas sea igual por la totalidad de la misma, así como cualquier posible deterioro que exigiría la renovación inmediata de la férula. La utilización de dispositivos defectuosos o sin supervisión periódica oportuna, puede ser contraproducente.
Bruxismo y su relación con la patología de la ATM
Se define como una acción inconsciente de rechinamiento, desgaste o apretamiento rítmico o espasmódico de los dientes que pueden conducir a lo que se denomina “trauma oclusal”. Este tipo de patología lleva asociada una serie de signos y síntomas, tales como: facetas de desgaste, tono muscular incrementado, resistencia a la manipulación mandibular durante la exploración dental, dolor en la ATM, dolor dental debido al estrés al morder, sensibilidad dentaria a los cambios térmicos y/o fracturas dentarias.
Este tipo de patología tiene un progreso variable que dependerá de las condiciones y las características de cada paciente.>
Estadio 1: Las distintas superficies dentarias se encuentran, todavía, en un estado íntegro y de salud.
Estadio 2: desgaste moderado del esmalte, haciéndose visible la dentina (estructura subyacente al esmalte).
Estadio 3: desgaste dental marcado que provoca una mayor sensibilidad como consecuencia de una mayor exposición de la dentina.
Estadio 4: destrucción oclusal evidente.
Un tipo especial de bruxismo es que se presenta de manera habitual en los niños durante el período de erupción de la dentición definitiva, alrededor de los 6 años, que bruxan como consecuencia de una falta de engranaje dental adecuado, el cerebro lo percibe y trata de eliminar esa interferencia.
Alternativas terapéuticas
Si se conocen, eliminar los posibles factores causales del hábito. Según el caso, puede recomendarse un tratamiento coadyuvante con sesiones de fisioterapia, puesto que el bruxismo es una patología que puede verse exacerbada en situaciones de estrés o ansiedad. La utilización de diversos dispositivos también puede ser aconsejable según el caso, siendo las férulas el tratamiento principal de elección.
Prótesis máxilo-facial
Las prótesis obturadoras máxilo-faciales se perfilan como el tratamiento de elección para aquellos pacientes que tras recibir tratamiento oncológico padecen como secuela un posible defecto a nivel del maxilar superior que puede provocar una comunicación entre la cavidad oral con las fosas nasal (comunicación oro-nasal) o una comunicación de la cavidad oral con los senos maxilares (comunicación oro-sinusal) que indudablemente repercutirá en la capacidad de deglutir correctamente alimentos o líquidos. La finalidad de una prótesis obturadora correctamente diseñada es la de sellar el posible defecto anatómico en toda su extensión para corregir el problema y de ese modo mejorar sensiblemente la calidad de vida de los pacientes.
Ver artículo «A new approach to the use of osseointegrated implants in palate obturator».